MARTINEZ-ARIÑO, Julia (2021): Urban Secularism. Negotiating Religious Diversity in Europe, London, Routledge

Por Gorka Urrutia Asua
Director del Instituto de Derechos Humanos Pedro Arrupe de la Universidad de Deusto

MARTINEZ-ARIÑO, Julia (2021): Urban Secularism. Negotiating Religious Diversity in Europe, London, Routledge
08 de Septiembre de 2021

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La laicidad y la (problemática) gestión de la diversidad religiosa

El papel de la religión en el espacio público y la relación entre el Estado y la(s) religión(es) suscita innumerables debates en Europa. El modelo francés, basándose en la Ley de 1905 sobre la separación entre Iglesia y Estado, se ha caracterizado por una estricta separación en las relaciones Iglesia-Estado siendo uno de los que más lo hace dentro del abanico de modelos existentes. Esta obra aborda esta cuestión, desde la gestión de la diversidad religiosa, exponiendo cómo la realidad es algo más compleja de lo que aparentemente puede parecer y aportando unas buenas observaciones en torno a la laïcité francesa.

En términos generales, en las democracias liberales, el concepto de laicidad se plantea como aquel que busca el equilibrio entre libertad e igualdad con relación a la neutralidad que el Estado debe tener respecto a la relación de las confesiones implantadas en su territorio. El reconocimiento de la libertad de religión (y de conciencia) es un derecho que está incluido como fundamental en el ordenamiento jurídico normativo de las democracias liberales. Ahora bien, su reconocimiento real y el ejercicio efectivo de dicho derecho suele verse condicionado por el trasfondo histórico, así como, en mayor o menor medida, por el modelo de “separación” o “asociación” del Estado con las Iglesias y confesiones.

La laicidad presume la existencia de un Estado “neutral”. En el caso de existir una pluralidad de religiones y en aras de garantizar esa libertad en igualdad de condiciones no debería expresar preferencias por ninguna confesión (ni sobre quienes no profesan ninguna creencia religiosa). La clave reside en poder establecer un marco en condiciones de igualdad y autonomía para las personas, de tal manera que estas puedan elegir de entre las múltiples opciones de vida, aquellas que respondan mejor a sus convicciones y necesidades (Taylor y Maclure 2010: 29). Además de asegurar esa garantía individual, en un contexto de pluralidad se plantea evitar que una sola visión (o religión) sea la que determine los designios políticos y jurídicos del Estado, de tal manera que se permita que el espacio común sea compartido por las posiciones particulares (Peña-Ruiz 2011: 492-496).

Esta obra aborda estas y más cuestiones. Parte del interés en cómo se articula la relación entre el Estado y las religiones, y de la convivencia (vivre ensemble) entre diferentes para garantizar la libertad de religión, en el contexto urbano (ámbito local) pero también en conexión con el ámbito nacional.

El interés por ver cómo gobiernan las ciudades la diversidad religiosa lleva a la autora a analizar la laicidad en Francia, cómo esta se concreta a nivel local y su relación con el ámbito nacional. Para ello, centra el ámbito del estudio en un país, que presume de su modelo de separación entre Estado y las confesiones como mecanismo para garantizar la neutralidad. Parte del contexto francés, del estudio de tres ciudades de tamaño medio francesas (Burdeos, Rennes y Nantes), pero esta es una obra con un recorrido mayor. A lo largo del texto se intuye una decantación del recorrido académico e intelectual de la autora por diversos países en los que la gobernanza de la diversidad religiosa ha tenido (y tiene) cierta relevancia: España, Canadá, Alemania y Países Bajos, además de, claro, Francia.

Esta publicación es resultado de una investigación posdoctoral llevada a cabo en el marco de una estancia en el Instituto Max Planck para el estudio de la diversidad religiosa y étnica en Göttingen. El estudio se basa en un trabajo de campo extraordinario, en el que partiendo de los casos de las citadas tres ciudades se lleva a cabo un profundo análisis documental de normativas, políticas e iniciativas locales, complementadas con la información obtenida de las entrevistas a actores clave. El trabajo de carácter etnográfico contribuye sustancialmente al resultado de la obra, demostrando una gran perspicacia analítica de cómo se produce la gobernanza de la diversidad religiosa en el ámbito local, en términos de definición, en términos de dinámicas y como procesos de negociación entre los diferentes actores involucrados (pp. 9-10).


El libro y su estructura

El libro tiene una extensión acotada para lo que normalmente estamos acostumbrados, ya que su cuerpo central es de 123 páginas. Lo bueno si breve, dos veces bueno. Y es que los cinco capítulos de los que consta el libro recogen de una manera muy concentrada los aspectos más relevantes sobre la gobernanza de la diversidad religiosa en entornos urbanos y el abordaje teórico sobre la definición (y aplicación) de la relación entre Estado y confesiones en lo concreto. La introducción comienza contextualizando la problemática abordada en este trabajo a partir de una serie de controversias sobre expresiones de raíz religiosa en Francia y sobre la gobernanza de la diversidad religiosa en las ciudades europeas.

Los debates y controversias surgidas en torno al lugar de la religión en el espacio público después de los atentados de 2015 (Charlie Hebdo y Paris-Bataclan) han puesto en una posición central la cuestión de la laicidad, tanto que, como se recoge en el libro, esta es planteada como el cuarto pilar de la República (junto a la libertad, la igualdad y la fraternidad). Esta cuestión de la denominación y de cómo se entiende la laicidad por los diferentes actores implicados (y por la ciudadanía en general) es la que guía el planteamiento de la laicidad como objeto de análisis. Esta cuestión atraviesa los cinco capítulos en los que se recogen los principales elementos del estudio: (i) aspectos sobre el abordaje de la diversidad religiosa en la ciudad, (ii) análisis de los actores implicados, (iii) la dimensión discursiva de la gobernanza en las ciudades, (iv) cómo define y se da forma a la “normalidad” religiosa, y, por último, (v) examina cómo se influyen los ámbitos nacionales y urbanos a la hora de definir cuestiones tales como la de laicidad.

En el primer capítulo se analiza la gobernanza municipal de la diversidad religiosa, partiendo de las realidades locales, los marcos normativos nacionales y subnacionales, así como las diversas iniciativas, instrumentos y políticas públicas municipales en esta materia. Las ciudades objeto de estudio contemplan la cuestión religiosa y la promoción de la laicidad como parte de su agenda municipal. Esto se aborda desde diferentes ámbitos e iniciativas impulsadas desde los ayuntamientos (sobre la laicidad, la interculturalidad, la cohesión social, de iniciativas interreligiosas, etc.), en los que muchos de ellos contemplan mecanismos vinculados a la gestión pública la diversidad religiosa. El contexto local y su tradición influyen en estas fórmulas, particulares de cada ciudad, de tal manera que en algunos casos los municipios tienen un carácter más intervencionista sobre las religiones y en otros un carácter algo menos intervencionista. Otro aspecto sobre el que se focaliza el análisis es el carácter confesional o no confesional de los grupos religiosos a la hora de participar en esas iniciativas. A partir de estos elementos, y de la comparativa que se hace de las tres ciudades, la autora propone una tipología de patrones de gobernanza urbana (figura 1.1., página 34) y un marco para su análisis, siendo esta una las principales aportaciones del trabajo.

En el segundo capítulo, una vez expuestas las iniciativas locales y actores involucrados en la materia, el foco se pone en las interacciones que se producen entre los actores implicados en la gobernanza de la diversidad religiosa en el ámbito de las ciudades (políticos y funcionarios públicos, grupos religiosos, grupos laicistas y otra serie de entidades de la sociedad civil implicada en las políticas urbanas). Se aborda su implicación en los mecanismos de participación municipal y las dinámicas que se derivan de las interacciones, como por ejemplo el reconocimiento en términos de actores legítimos o ilegítimos en los procesos de la gobernanza de la diversidad religiosa. Una de las aportaciones que se resaltan es cómo el grado de estabilidad de las confesiones o el hecho de ser alguna de las consideradas world religions incide directamente en su consideración como buenas (legítimas) o malas (ilegítimas) religiones.

Partiendo de esa multiplicidad de actores y sensibilidades religiosas implantadas en los municipios y de la concepción que se tiene sobre el vivre ensemble, el capítulo 3 se adentra en cómo son incorporadas en las narrativas locales sobre la convivencia en las tres ciudades de estudio (y qué argumentos sociales, políticos, históricos se dan en torno a la convivencia) las diversas interpretaciones del término. Uno de los elementos que destaca el análisis es que, a pesar de estar inspiradas en diferentes referencias o narrativas históricas, los discursos de las ciudades tienen cierta similitud. Aquí rescata el término acuñado por Alexander-Kenneth Nagel de los “mitos urbanos de la convivencia”. Además, una preocupación compartida es la cuestión del carácter comunitarista de determinadas confesiones y las amenazas que ello pueda suponer a la cohesión social, los denominados “espectros urbanos de fractura social” que inciden en la gestión de la diversidad religiosa.

En el capítulo 4 se adentra de lleno en la implicación que desde el ámbito urbano se tiene en la definición de la relación entre Estado y religión(es) respecto a dos cuestiones: la consideración de lo que se entiende por normalidad religiosa y la concepción (y reconfiguración) de la laicidad. Es a partir de aquí que Martínez-Ariño comienza a exponer algunas implicaciones teóricas en la gobernanza de la diversidad religiosa: (i) el papel que los actores subnacionales (ciudades) tienen en la configuración de aspectos relacionados con la identidad nacional, (ii) las brechas existentes entre discursos y políticas entre los niveles nacionales y urbanos y (iii) la consideración que se debería tener de las ciudades como un espacio para la definición de elementos vinculados a la identidad nacional (como el de la laicidad y la relación entre el Estado y las confesiones).

Es con relación a la segunda de las implicaciones teóricas sobre la que centra el foco el último capítulo: la circulación que se produce entre lo nacional y lo local y los vínculos existentes en lo que se refiere a la definición y concreción de la laicidad. La práctica habitual ha sido la de estudiar la toma de decisiones unidireccionales (de arriba hacia abajo) y al igual que en otros campos como el del estudio de las migraciones, es preciso considerar en ámbito urbano/local. En este apartado se muestra el carácter más complejo de estas dinámicas, mucho más cruzadas, mucho más móviles. Lo hace identificando siete mecanismos que inciden de mayor manera en todas estas dinámicas.

Concluye la obra con una serie de reflexiones finales y retos de futuro. La principal de ellas tiene que ver con el rol que desde el ámbito urbano se tiene en la definición de la laicidad y en la gobernanza de la religión (y su diversidad). Las dinámicas inclusivas o excluyentes con relación a los distintos grupos religiosos implantados en el territorio tienen un papel relevante y es por ello por lo que es necesario abordar la cuestión de las dicotomías que se producen en este campo (inclusivo-excluyente, moderado-radical, cultural-cultual, etc.), desmantelando los componentes que generan mayor confusión y dificultades en la gestión de la diversidad religiosa.


Relevancia y contribuciones

Para finalizar quisiera destacar algunos aspectos por los que considero de interés esta obra, que, por su claridad, su sistematicidad en el abordaje de una cuestión tan debatida y por la lógica de su hilo argumental facilitan enormemente su lectura y contribuyen al ámbito del estudio de las religiones y su gestión pública.

El trabajo parte del contexto francés. Un país en el que se sigue produciendo en la actualidad un gran debate en torno a cómo se ha de gestionar la diversidad religiosa, tanto desde el ámbito nacional como desde el ámbito local. El abordaje de la autora sobre la cuestión de la laicidad, de una manera sosegada y pausada, permite extraer un buen número de claves útiles para la gestión de la diversidad religiosa en la actualidad y en diferentes contextos. La combinación de términos teóricos con ejemplos concretos de la práctica cotidiana permite comprender con enorme claridad algunos de los retos a los que nos enfrentamos. Los fragmentos en los que aborda la reflexión y las matizaciones en torno a la distinción entre cultual y cultural son bien ilustrativos.

Martínez-Ariño, con un buen conocimiento de la realidad (en este caso de la pluralidad religiosa), desvela las dinámicas que se producen en la construcción del Estado, la identidad nacional y la articulación de políticas desde el centro (nación) y la periferia (urbano).

Por último, la obra es un buen trabajo en el que se desvelan las dificultades derivadas de las dinámicas sociales y políticas que se producen en el marco del ejercicio efectivo de un derecho fundamental, el de la libertad de religión. Todo ello, identificando necesidades reales, dinámicas que se producen entre actores de diversa naturaleza (religioso-no religiosa, ámbito nacional-ámbito local, etc.), caracterizando los obstáculos existentes y recogiendo algunos apuntes para ver cómo pueden ser removidos.


BIBLIOGRAFIA:
KOENIG, Matthias (2009): “How nation-states respond to religious diversity”, en BRAMADAT, Paul. y KOENIG, Matthias (eds.): International Migration and the Governance of Religious Diversity, Montreal-Kingston, McGill Queen’s University Press. pp. 293-322.
PEÑA-RUIZ, Henri. (2001): La emancipación laica: filosofía de la laicidad, Madrid, Laberinto.
TAYLOR, Charles. y MACLURE, Jocelyn (2011): Laicidad y libertad de conciencia, Madrid, Alianza Editorial.

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