Es un hecho conocido que la religiosidad está disminuyendo en muchas zonas del mundo, especialmente en Occidente. Mientras los cristianos parece que seguirán siendo el grupo religioso más numeroso, las comunidades musulmanas observan el crecimiento más rápido previsto de todos los demás grupos religiosos. Al mismo tiempo, las tensiones religiosas siguen creciendo y desarrollándose tanto en el Norte Global como en el Sur Global. La polarización social, la percepción de amenazas a la seguridad, las desventajas económicas y las "guerras culturales" alimentadas por la intolerancia han hecho que la religión sea política y socialmente relevante en una variedad de áreas geográficas y culturales. En este contexto, ¿cuál es el papel de la religión en la gobernanza del Estado? Y viceversa, ¿qué papel pueden desempeñar los Estados en la presencia y gestión de la religión en sus territorios? Más importante aún, ¿cómo gestionan los Estados la diversidad y la heterogeneidad religiosas en sus territorios? ¿Necesita el pluralismo religioso una renovación? En pleno siglo XXI, ¿es el secularismo de Estado posible o incluso deseable?
The Routledge Handbook on the Governance of Religious Diversity constituye un novedoso intento por abordar estas cuestiones. Con una visión exploratoria y geográficamente ambiciosa, este manual presenta la situación global de la gobernanza del pluralismo religioso en seis partes del mundo, cubriendo en total veinte-tres países: Europa occidental y del sur, Europa central y del Este, Europa del Sureste y Rusia, la región del Oriente Medio y Norte de África (MENA), y las regiones del sur y sudeste de Asia y del Asia del Pacífico. Estos casos de estudio incluyen países de mayoría cristiana, donde el Islam es una religión minoritaria, así como una selección de países de mayoría musulmana con variadas constelaciones de fe.
Tras una introducción que identifica los problemas conocidos y por conocer del pluralismo religioso hoy en día, el manual procede a examinar un país por capítulo. Todos los capítulos están basados en investigación cualitativa, tanto en revisiones exhaustivas de la literatura, como en entrevistas a expertos, o una mezcla de ambas. Asimismo, cada capítulo sigue una estructura “contextual” similar, facilitando su lectura y la comparación entre países. En primer lugar, se ofrece una visión general de los orígenes históricos de las relaciones Estado-Iglesia en el territorio. En segundo lugar, se discute el papel de la religión en los procesos de construcción del Estado- como elemento aglutinador a favor o en contra, normalmente como parte de la construcción de una identidad nacional. Dichos orígenes son, en tercer lugar, relacionados con las actuaciones vigentes de gobernanza de lo religioso en cada país, para ser finalmente contrastados con los debates políticos contemporáneos en torno a la religión en esas zonas geográficas y políticas.
La extensión geográfica y la atención al detalle que presenta este Manual son novedosas y muy bienvenidas en este campo. En primer lugar, hay que destacar el matiz general y la atención al detalle que se logra al distinguir entre varias subregiones dentro de cada continente. Esto permite a los autores sacar conclusiones específicas vinculadas a los complejos escenarios de cada país, a la vez que presentar los puntos comunes y las diferencias entre los países de una misma región. En segundo lugar, cada capítulo se ve enriquecido por el hecho de que los autores están vinculados al territorio observado. En otras palabras, no se trata de una revisión "blanca" de áreas "exóticas", sino de una visión general exhaustiva que se nutre de las redes de conocimiento y de los académicos locales. Una de las ventajas más evidentes de este enfoque es la posibilidad de que los autores se basen en la literatura en la(s) lengua(s) local(es), en lugar de ceñirse a un corpus de conocimientos más limitado, internacional y traducido al inglés.
Empezando con Europa, el reconocimiento jurídico y político suele ser el principal problema. En la mayor parte de los países europeos de mayoría cristiana, vemos que las relaciones entre Estado y religiones están profundamente afectadas por el peso del Cristianismo y su rol central en los procesos de construcción del estado y la identidad nacional. Como resultado, en varios países de Europa Occidental y del Sur se encuentra una jerarquía de religiones, donde el estado puede reconocer varias religiones, pero solo una o unas pocas reciben un trato preferente. En otras palabras, las religiones cristianas suelen constituir el principal punto de diálogo para el Estado. Otras religiones, en tanto, incluido el Islam, son reconocidas y permitidas en cierta medida, pero a menudo carecen de los mismos derechos y casi siempre tienen una posición de negociación y diálogo inferior a la de sus homólogos cristianos. Además, en Europa del Este asistimos a una instrumentalización de la religión y de los pasados religiosos para obtener ventajas políticas, basándose en las construcciones sociales y los discursos heredados de los conflictos armados del siglo pasado.
Continuando con la región de Oriente Medio y Norte de África (MENA), nos encontramos una problemática diferente en la gobernanza del pluralismo religioso. En esta región, los debates más destacados no son si la religión cristiana es reconocida y priorizada por el Estado en detrimento de la musulmana u otras confesiones. Más bien, la tensión central es entre el islam institucionalizado, apoyado e influenciado por las políticas y prioridades del Estado, y las variantes no institucionalizadas, que se asocian de forma recurrente con intenciones subversivas, terroristas y anti-estatales, siendo a menudo son reprimidas. Así, en contextos políticamente autoritarios, en los que las libertades y los derechos civiles están recortados, la amenaza percibida de la radicalización islámica ha alimentado un proceso de securitización de la religión por parte del Estado. Semejantes procesos con frecuencia implican una intensa vigilancia de la vida religiosa (personal) por parte de los cuerpos de seguridad, en detrimento de la ciudadanía.
Por último, Asia y el sudeste asiático ofrecen otro panorama cultural y religioso sumamente heterogéneo. Por una parte, en países como Malasia, la confesión musulmana constituye amplias mayorías, privilegiadas tanto por el Estado como por la sociedad. En estos casos, las relaciones privilegiadas Estado-religión en torno al Islam han dado lugar a un resurgimiento del nacionalismo religioso, que a veces incluso ha llevado a la persecución de comunidades musulmanas más pequeñas y de minorías no musulmanas. Por otra parte, los casos de India o Indonesia presentan un uso de la religión por parte del Estado muy diferente. El hinduismo es favorecido, mientras que la piedad musulmana es reprimida, en lo que constituye otro uso del pluralismo religioso como un elemento más de los constantes y complejos procesos de creación y re-creación de la identidad nacional, con sus dinámicas de pertenencia y aislamiento del grupo.
Tras presentar sus veintitrés casos de estudio, este manual concluye con una discusión de la rica información presentada, y response a la pregunta: ¿cómo acomodan los distintos Estados la diversidad religiosa, y de acuerdo a qué variables? El presente libro argumenta, convincentemente, que la gobernanza de la pluralidad religiosa hoy en día es, sobretodo, heterogénea. Abundan las diferencias entre países con diferentes mayorías religiosas, pero también se encuentran significativas diferencias entre los estilos de gobernanza de países con variantes de la misma religión mayoritaria.
Asimismo, el análisis presentado no revela ninguna correlación entre la composición religiosa y demográfica de un país, y el estilo de gobernanza del pluralismo religioso existente, lo cual choca con previas asunciones de la literatura. Todo esto parecería indicar que los discursos locales, las tensiones políticas, así como las políticas estatales, desempeñan un papel más importante en la determinación de las relaciones inter-confesionales que otras variables ya mencionadas, como la evolución histórica o la homogeneidad religiosa de la población.
Finalmente, las conclusiones de esta contribución, con vistas a avanzar la literatura de este campo, presentan un sistema de categorización en cuatro grupos del estilo de gobernanza del pluralismo religioso en cada país: "laicidad absoluta", "laicidad moderada", "primacía de la religión" y "posición hegemónica de la religión". Estas categorías están basadas en los factores contextuales explorados en cada caso: evolución histórica de las relaciones entre Estado y religión, el grado de homogeneidad o heterogeneidad religiosa entre la población, la proporción de no creyentes, y los regímenes institucionales existentes de acomodación de la diversidad religiosa, tanto en sobre el papel como en práctica. Cabe señalar que la aplicación de dichas categorías, habiendo sido derivadas de los casos de estudio (en sí mismos muy heterogéneos), podría resultar un futuro desafío fuera de la muestra original.