TRIANDAFYLLIDOU, Anna y MAGAZZINI, Tina (eds.) (2021), Routledge Handbook on the Governance of Religious Diversity, London, Routledge

Por Inés Bolaños Somoano
PhD Social and Political Sciences, European University Institute (Florence)

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TRIANDAFYLLIDOU, Anna y MAGAZZINI, Tina (eds.) (2021), Routledge Handbook on the Governance of Religious Diversity, London, Routledge
29 de Noviembre de 2021

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Es un hecho conocido que la religiosidad está disminuyendo en muchas zonas del mundo, especialmente en Occidente. Mientras los cristianos parece que seguirán siendo el grupo religioso más numeroso, las comunidades musulmanas observan el crecimiento más rápido previsto de todos los demás grupos religiosos. Al mismo tiempo, las tensiones religiosas siguen creciendo y desarrollándose tanto en el Norte Global como en el Sur Global. La polarización social, la percepción de amenazas a la seguridad, las desventajas económicas y las "guerras culturales" alimentadas por la intolerancia han hecho que la religión sea política y socialmente relevante en una variedad de áreas geográficas y culturales. En este contexto, ¿cuál es el papel de la religión en la gobernanza del Estado? Y viceversa, ¿qué papel pueden desempeñar los Estados en la presencia y gestión de la religión en sus territorios? Más importante aún, ¿cómo gestionan los Estados la diversidad y la heterogeneidad religiosas en sus territorios? ¿Necesita el pluralismo religioso una renovación? En pleno siglo XXI, ¿es el secularismo de Estado posible o incluso deseable?

The Routledge Handbook on the Governance of Religious Diversity constituye un novedoso intento por abordar estas cuestiones. Con una visión exploratoria y geográficamente ambiciosa, este manual presenta la situación global de la gobernanza del pluralismo religioso en seis partes del mundo, cubriendo en total veinte-tres países: Europa occidental y del sur, Europa central y del Este, Europa del Sureste y Rusia, la región del Oriente Medio y Norte de África (MENA), y las regiones del sur y sudeste de Asia y del Asia del Pacífico. Estos casos de estudio incluyen países de mayoría cristiana, donde el Islam es una religión minoritaria, así como una selección de países de mayoría musulmana con variadas constelaciones de fe.

Tras una introducción que identifica los problemas conocidos y por conocer del pluralismo religioso hoy en día, el manual procede a examinar un país por capítulo. Todos los capítulos están basados en investigación cualitativa, tanto en revisiones exhaustivas de la literatura, como en entrevistas a expertos, o una mezcla de ambas. Asimismo, cada capítulo sigue una estructura “contextual” similar, facilitando su lectura y la comparación entre países. En primer lugar, se ofrece una visión general de los orígenes históricos de las relaciones Estado-Iglesia en el territorio. En  segundo lugar, se discute el papel de la religión en los procesos de construcción del Estado- como elemento aglutinador a favor o en contra, normalmente como parte de la construcción de una identidad nacional. Dichos orígenes son, en tercer lugar, relacionados con las actuaciones vigentes de gobernanza de lo religioso en cada país, para ser finalmente contrastados con los debates políticos contemporáneos en torno a la religión en esas zonas geográficas y políticas.

La extensión geográfica y la atención al detalle que presenta este Manual son novedosas y muy bienvenidas en este campo. En primer lugar, hay que destacar el matiz general y la atención al detalle que se logra al distinguir entre varias subregiones dentro de cada continente. Esto permite a los autores sacar conclusiones específicas vinculadas a los complejos escenarios de cada país, a la vez que presentar los puntos comunes y las diferencias entre los países de una misma región. En segundo lugar, cada capítulo se ve enriquecido por el hecho de que los autores están vinculados al territorio observado. En otras palabras, no se trata de una revisión "blanca" de áreas "exóticas", sino de una visión general exhaustiva que se nutre de las redes de conocimiento y de los académicos locales. Una de las ventajas más evidentes de este enfoque es la posibilidad de que los autores se basen en la literatura en la(s) lengua(s) local(es), en lugar de ceñirse a un corpus de conocimientos más limitado, internacional y traducido al inglés.

Empezando con Europa, el reconocimiento jurídico y político suele ser el principal problema. En la mayor parte de los países europeos de mayoría cristiana, vemos que las relaciones entre Estado y religiones están profundamente afectadas por el peso del Cristianismo y su rol central en los procesos de construcción del estado y la identidad nacional. Como resultado, en varios países de Europa Occidental y del Sur se encuentra una jerarquía de religiones, donde el estado puede reconocer varias religiones, pero  solo una o unas pocas reciben un trato preferente. En otras palabras, las religiones cristianas suelen constituir el principal punto de diálogo para el Estado. Otras religiones, en tanto, incluido el Islam, son reconocidas y permitidas en cierta medida, pero a menudo carecen de los mismos derechos y casi siempre tienen una posición de negociación y diálogo inferior a la de sus homólogos cristianos. Además, en Europa del Este asistimos a una instrumentalización de la religión y de los pasados religiosos para obtener ventajas políticas, basándose en las construcciones sociales y los discursos heredados de los conflictos armados del siglo pasado.

Continuando con la región de Oriente Medio y Norte de África (MENA), nos encontramos una problemática diferente en la gobernanza del pluralismo religioso. En esta región, los debates más destacados no son si la religión cristiana es reconocida y priorizada por el Estado en detrimento de la musulmana u otras confesiones. Más bien, la tensión central es entre el islam institucionalizado, apoyado e influenciado por las políticas y prioridades del Estado, y las variantes no institucionalizadas, que se asocian de forma recurrente con intenciones subversivas, terroristas y anti-estatales, siendo a menudo son reprimidas. Así, en contextos políticamente autoritarios, en los que las libertades y los derechos civiles están recortados, la amenaza percibida de la radicalización islámica ha alimentado un proceso de securitización de la religión por parte del Estado. Semejantes procesos con frecuencia implican una intensa vigilancia de la vida religiosa (personal) por parte de los cuerpos de seguridad, en detrimento de la ciudadanía.

Por último, Asia y el sudeste asiático ofrecen otro panorama cultural y religioso sumamente heterogéneo. Por una parte, en países como Malasia, la confesión musulmana constituye amplias mayorías, privilegiadas tanto por el Estado como por la sociedad. En estos casos, las relaciones privilegiadas Estado-religión en torno al Islam han dado lugar a un resurgimiento del nacionalismo religioso, que a veces incluso ha llevado a la persecución de comunidades musulmanas más pequeñas y de minorías no musulmanas. Por otra parte, los casos de India o Indonesia presentan un uso de la religión por parte del Estado muy diferente. El hinduismo es favorecido, mientras que la piedad musulmana es reprimida, en lo que constituye otro uso del pluralismo religioso como un elemento más de los constantes y complejos procesos de creación y re-creación de la identidad nacional, con sus dinámicas de pertenencia y aislamiento del grupo.

Tras presentar sus veintitrés casos de estudio, este manual concluye con una discusión de la rica información presentada, y response a la pregunta: ¿cómo acomodan los distintos Estados la diversidad religiosa, y de acuerdo a qué variables? El presente libro argumenta, convincentemente, que la gobernanza de la pluralidad religiosa hoy en día es, sobretodo, heterogénea. Abundan las diferencias entre países con diferentes mayorías religiosas, pero también se encuentran significativas diferencias entre los estilos de gobernanza de países con variantes de la misma religión mayoritaria.

Asimismo, el análisis presentado no revela ninguna correlación entre la composición religiosa y demográfica de un país, y el estilo de gobernanza del pluralismo religioso existente, lo cual choca con previas asunciones de la literatura. Todo esto parecería indicar que los discursos locales, las tensiones políticas, así como las políticas estatales, desempeñan un papel más importante en la determinación de las relaciones inter-confesionales que otras variables ya mencionadas, como la evolución histórica o la homogeneidad religiosa de la población.

Finalmente, las conclusiones de esta contribución, con vistas a avanzar la literatura de este campo, presentan un sistema de categorización en cuatro grupos del estilo de gobernanza del pluralismo religioso en cada país: "laicidad absoluta", "laicidad moderada", "primacía de la religión" y "posición hegemónica de la religión". Estas categorías están basadas en los factores contextuales explorados en cada caso: evolución histórica de las relaciones entre Estado y religión, el grado de homogeneidad o heterogeneidad religiosa entre la población, la proporción de no creyentes, y los regímenes institucionales existentes de acomodación de la diversidad religiosa, tanto en sobre el papel como en práctica. Cabe señalar que la aplicación de dichas categorías, habiendo sido derivadas de los casos de estudio (en sí mismos muy heterogéneos), podría resultar un futuro desafío fuera de la muestra original.

It is a well-known fact that religiosity is declining is many areas of the world, especially in the West. While Christians are set to remain the largest religious group, Muslim communities have the fastest predicted growth rate of all other religious groups. At the same time, religious tensions continue to grow and develop both in the Global North and the Global South. Social polarisation, perceived security threats, economic disadvantages and bigotry fuelled “culture wars” have made religion politically and socially salient in a variety of geographical and cultural areas. In this context, what is the role of religion in State governance? And vice versa, what roles can States play in the presence and management of religion in their territory? More importantly even, how do States manage religious diversity and heterogeneity within their territories? Is religious pluralism in need to a revamp? Well into the 21st C as we are, is State secularism possible or even desirable?

The Routledge Handbook on the Governance of Religious Diversity is an updated attempt at answering these questions. With an exploratory and geographically ambitious scope, the handbook presents the global situation of religious pluralism governance in six parts of the world, together covering twenty-three countries: Western and Southern Europe, Central-Eastern Europe, Southern-Eastern Europe and Russia, the MENA region, South and Southeast Asia, and the Asia Pacific regions. These case studies cover Christian majority countries, where Islam is a minority religion, as well as a variety of Muslim majority countries with various faith constellations.

After an introduction outlining the known and unknown problems of religious pluralism today, the Handbook proceeds to cover one country per chapter. All chapters are based on qualitative research, drawing on either exhaustive reviews of the literature, expert interviews, or on a mixture of both. Contributing to ease of read and cross-country comparability, each chapter follows a similar ‘contextual approach’ structure. Firstly, we are given the historical origins of State-Church relations in the country. Secondly, the role of religion in State building is discussed- either as an identity to rally around or against, usually in instances of national identity building. These antecedents are, thirdly, discussed in light of current governance schemes, which are finally compared to on-going political debates around religion in each country at the present time.

The geographical spread and the attention to detail presented by this Handbook is novel and much welcomed in the field. Firstly, we must note the overall nuance and attention to detail achieved by distinguishing between several sub-regions within each continent. This allows the authors to go draw specific conclusions tied to the complex scenarios in each country, whilst presenting commonalities and differences among countries in the same region. Secondly, each chapter is enriched by the fact that the authors are linked to the territory observed. In other words, this is not a “white” review of “exotic” areas, but rather, a dedicated overview which draws from local knowledge networks and academics. One of the most obvious benefits of this approach is the ability of the authors to draw from literature in the local language(s), rather than sticking to a narrower, international, English translated corpus of knowledge.

Starting with Europe, legal and political recognition is often the central problem. In most Christian-majority European countries, State-religion relations are heavily influenced by the past weight of the Christian Church and its role in State-building and national identity processes. As a result, in many Western and Southern European countries there is a hierarchy of religions, where the State recognises several religions but only one or a few are given preferential treatment. In other words, Christian organisations often constitute the main point of dialogue for the State. Other religious, including Islam, will be recognised and allowed to a certain degree or another, but more often they will lack the same rights (tax-wise, for example) and have an inferior bargaining and dialogue position than their Christian counterparts. Additionally, in Eastern Europe we witness an instrumentalisation of religion and religious pasts for political advantage, drawing heavily on social constructions and discourses inherited from the previous century’s armed conflicts.

Continuing with the MENA region, we find a different challenge in the governance of religious pluralism. In this region, the most salient debates are not whether a Christian religion is recognised and prioritised by the State in detriment of Muslim or other faiths. Rather, the central tension is between an institutionalized Islam, supported and influenced by State politics and priorities, and the non-institutionalized variants, which are recurrently associated with anti-State and (terrorist) subversive intentions, and thus often suppressed. In politically authoritarian contexts, where civil liberties and freedoms are curtailed, the perceived threat of Islamic radicalization has fuelled a process of securitisation of religion by State authorities. Such a process frequently involves intense police scrutiny of private religious activity, to the citizens’ detriment.

Finally, Asia provides a culturally and religiously heterogeneous scenario. On the one hand, in countries like Malaysia, Muslim confession constitute ample majorities, privileged by State and society alike. In these cases, privileged State-religion relations cantered around Islam have given rise to a resurgence of religious nationalism, sometimes even leading to the persecution of smaller Muslim communities and non-Muslim minorities. The cases of India and Indonesia, on the other hand, depict a different use of religion by State authorities, where Hinduism is favoured whilst Muslim pieties are repressed, constituting another use of religious pluralism as an element in complex national identity-building and re-framing exercises, with its in/out group dynamics.

After the twenty-three case studies, the Handbook concludes with a discussion of the dense information presented and answers the question: how do different States accommodate religious diversity, and what variables does it depend on? This Handbook convincingly argues that current religious pluralism governance is above all heterogeneous. Differences are abundant between different majority faith countries and world areas, but also within same-faith majority countries, where significant variations exist concerning the relationship between various religions, and variations of one religion, and the State.

Furthermore, the analysis reveals no correlation between a country’s actual religious composition and demographics, and the resulting style of governance of religious pluralism, going against some previous assumptions from the literature. This would seem to indicate that local discourses, political tensions and national policies play a more important role in determining inter-faith relations than other variables such as historical developments or populations’ religious homogeneity.

Finally, these Handbook´s conclusions propose, in order to further advance the field, a categorisation of the styles of governance of religious pluralism, dividing countries in four groups: ‘absolute secularism’, ‘moderate secularism’, ‘primacy of religion’ and ‘hegemonic position of religion’. The categories are based on the contextual variables explored in the case studies: historical developments around the State and religion; populations’ demographical religious homogeneity or heterogeneity; proportion of non-believers; and the institutional State arrangements with one or more religions, both in theory and in practice. It must be noted that this categorisation, being derived from the case studies, themselves very heterogeneous, could be challenging to adapt to countries outside of the original sample.

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