Las escuelas confesionales en el sistema escolar integrado público-privado en Italia

Cuestiones de pluralismo, Volumen 5, Número 1 (1er Semestre 2025)
28 de Febrero de 2025
DOI: https://doi.org/10.58428/QPXE6471

Comparte este contenido:

Por Giovanni Cimbalo

Aunque la Constitución italiana establece en su artículo 33 que la escuela pública es gratuita y que está permitida la creación de escuelas de todos los niveles, incluidas las confesionales siempre que sean gratuitas para el Estado, Italia cuenta con un sistema educativo integrado público-privado que prevé, no sin contradicciones, el funcionamiento simultáneo de los dos sistemas.


 

Leer artículo en Italiano

La Constitución italiana consagra en su artículo 33 el derecho a la educación y dice así:
"La República establece normas generales sobre educación y crea escuelas estatales para todos los niveles y grados.
Las entidades y los particulares tienen derecho a crear escuelas y centros educativos, sin coste alguno para el Estado.
La ley, al establecer los derechos y obligaciones de las escuelas no estatales que soliciten la paridad, debe garantizarles plena libertad y a sus alumnos un trato educativo equivalente al de los alumnos de las escuelas estatales."

Y el siguiente artículo 34, que:
“La escuela está abierta a todos.
La educación inferior, impartida durante al menos ocho años, es obligatoria y gratuita.
Las personas capaces y meritorias, aunque carezcan de medios, tienen derecho a alcanzar los grados más altos de los estudios.
La República hace efectivo este derecho mediante becas, asignaciones familiares y otras prestaciones, que se adjudicarán por concurso".

Por lo tanto, corresponde a la República crear escuelas estatales de todos los niveles y permitir que la educación se imparta a través de escuelas estatales y no estatales. Tras la unificación de Italia, las escuelas desempeñaron una función esencial en la unificación del país. Por este motivo, la opción política de los gobiernos liberales y laicos posteriores a la unificación fue reforzar y ampliar la escuela pública laica en oposición a la confesional y privada.

La cuestión de la financiación de las escuelas públicas suscitó un acalorado debate en la Asamblea Constituyente. El componente demócrata-cristiano quería proteger el patrimonio de la enseñanza católica, oponiéndose a la postura de los socialistas y comunistas, que consideraban que sólo las escuelas estatales y laicas merecían cobertura constitucional. El compromiso se encontró reconociendo la libertad de las organizaciones y de los particulares para crear escuelas que pudieran alcanzar la paridad con las escuelas estatales, a cambio de la inclusión de la cláusula "sin cargo al Estado". Desde el principio, la doctrina constitucionalista adoptó diferentes posturas, pero la que ha prevalecido ha defendido siempre la prohibición absoluta de la financiación pública, directa o indirecta, de las escuelas no estatales.

Los primeros intentos de eludir esta prohibición fueron desarrollados por algunos estudiosos y constitucionalistas católicos que argumentaban que había que distinguir entre el momento de la creación de la escuela, que debía ser sin coste para el Estado, lo que no impedía que la escuela, una vez creada, recibiera financiación pública debido a su función social. Frente a las posiciones más bien tajantes de la doctrina mayoritaria, el legislador fue sin embargo superando la prohibición constitucional de diferentes maneras.

En el sistema actual, las escuelas pueden ser públicas o privadas. Las escuelas públicas pueden ser de gestión estatal o municipal. Las escuelas privadas si lo desean, pueden solicitar la paridad y, si la obtienen, son reconocidas como parte del sistema escolar por la Ley 62 de 10 de marzo de 2000.

En general, las escuelas confesionales, especialmente las gestionadas por la Iglesia Católica, solicitan el estatuto de paridad. La paridad iguala los derechos y deberes de los estudiantes, dicta los mismos procedimientos para su participación en los exámenes estatales, y las calificaciones otorgadas tienen el mismo valor legal que las de las escuelas estatales. La paridad se obtiene en el momento de la solicitud, siempre que se apliquen las disposiciones legales de conformidad con el sistema escolar en la organización de los ciclos escolares, los programas y la cualificación de los profesores, que son nombrados libremente por cada centro. Por su parte, las escuelas no paritarias están reguladas por la Ley 250 de 5 de diciembre de 2005, prorrogada por la ley omnibus el 27 de febrero de 2006, mientras que una normativa independiente regula el funcionamiento de las escuelas extranjeras en Italia mediante el Decreto Presidencial 389 de 18 de abril de 1994.

Las escuelas no paritarias son siempre de carácter privado y están inscritas en listas regionales, actualizadas cada año, que pueden consultarse en el sitio web de la oficina escolar regional competente. La asistencia regular de los alumnos a las escuelas no paritarias constituye el cumplimiento de la obligación educativa, pero no pueden expedir títulos con valor legal, ni certificados intermedios o finales con valor de certificación legal. Por ello, los alumnos deben someterse a una prueba de aptitud al final de cada curso escolar o, si lo desean, cambiar a una escuela pública o paritaria. Las pocas escuelas religiosas que no solicitan la paridad deben incluirse en esta categoría.

El sistema educativo público y el privado se desarrollan por separado, pero en paralelo, y se unen a través del examen de Estado al que se someten todos los alumnos al final de cada ciclo de estudios: este mecanismo permite incluir a las escuelas parroquiales en el sistema educativo nacional y las compromete a acoger a todos los alumnos que acepten su proyecto educativo y soliciten matricularse, incluidos los alumnos con discapacidad. Las escuelas parroquiales son aquellas gestionadas por las autoridades locales (municipios, provincias) y prestan un servicio educativo público de pleno derecho que se define como "público-privado".

Esta definición del servicio educativo se introdujo con la Ley 62/2000, tenazmente buscada por la izquierda en el gobierno de entonces -el ministro pro tempore Luigi Berlinguer- como el precio a pagar a los católicos por consentir la participación de los partidos de izquierda en el gobierno, y de hecho constituía una contrapartida a las reiteradas peticiones de financiación de la escuela pública-privada. Con esta estratagema, la izquierda intentaba superar el dictado constitucional; de este modo, la escuela pública-privada, al pasar a formar parte del servicio público de educación, podría recibir la financiación solicitada, eludiendo la prohibición constitucional.

Esta financiación ha aumentado progresivamente desde la aprobación de la mencionada Ley 62 de 2000 y tras la introducción del principio de subsidiariedad horizontal con la reforma del Título V de la Constitución en 2001, deseada por la izquierda. Además, bajo ciertas condiciones, las escuelas públicas siempre han podido disfrutar de la exención de los impuestos locales sobre la propiedad desde la introducción del ICI a principios de los años noventa.

Para forzar el dictado constitucional del lado católico, teniendo en cuenta que la mayor parte de las actividades de las escuelas paritarias, especialmente las confesionales, se refieren a los niños (desde el nacimiento hasta los seis años), se hizo referencia a la competencia de las regiones en materia de atención a la infancia para promulgar leyes regionales que financiaran los centros preescolares católicos privados. Se promulgaron así medidas que pronto fueron impugnadas ante los tribunales regionales por ilegitimidad y violación de los principios constitucionales por comités formados por padres, profesores y alumnos, que consiguieron movilizar masivamente a las escuelas del país. Estos comités también incluían a confesiones religiosas minoritarias, como la Iglesia Valdense, la Iglesia Adventista, la Unión de Comunidades Judías, así como el sindicato escolar Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL).

Con la creación de "Escuela de la República" y "Escuela y Constitución", florecieron las asociaciones escolares, que organizaron sus propios comités en los centros más importantes del país, así como en las pequeñas ciudades, promoviendo litigios, recogidas de firmas, iniciativas locales para oponerse a las fuerzas políticas que apoyaban la financiación de la escuela paritaria, debates y conferencias para profundizar y sensibilizar... Numerosos y prestigiosos fueron los abogados que se pusieron a disposición de las iniciativas populares: su participación en la recogida de avales y su explicación a los demandantes de la estrategia de litigio que seguirían, contribuyeron a la concienciación y educación colectivas sobre las cuestiones en litigio. Una novedad decisiva fue la superación de la competencia exclusiva del juez administrativo y la intervención, a través de la solicitud de medidas urgentes, del artículo 700 del Código de Procedimiento Civil, que permitió obtener medidas cautelares que pusieron en grandes dificultades a las autoridades gubernamentales y escolares. Estas iniciativas dieron lugar a la emisión de numerosas sentencias que crearon una jurisprudencia favorable a la denegación de financiación pública a los colegios privados y paritarios.

Se organizaron iniciativas de referéndum a escala regional, como en Emilia Romaña, donde la recogida de más de 60.000 firmas no fue suficiente para que se celebrara el referéndum, porque el gobierno regional de izquierdas, con el objetivo de impedirlo, procedió a cambiar la ley. Sin embargo, en Bolonia se celebró un referéndum consultivo ciudadano sobre los acuerdos del ayuntamiento -gobernado por una mayoría de izquierdas- con los centros preescolares privados, que rechazó la propuesta de financiar los centros preescolares privados con el 59 % de los votos.

Actualmente, las escuelas parroquiales representan aproximadamente el 24% del total, con más del 10% de los alumnos. Los últimos datos disponibles hechos públicos por el Ministerio de Educación y Mérito se refieren al curso escolar 2021-2022. A 12.096 escuelas, (de las cuales 8.529 son preescolares) asisten 817.413 alumnos, de los cuales más de la mitad (466.037) están matriculados en preescolares. Si se observa la distribución de las escuelas parroquiales por nivel escolar en relación con las regiones en las que están ubicadas y teniendo en cuenta el número de alumnos, se observa que a los 466.037 alumnos que asisten a escuelas gestionadas por entidades privadas (incluidas las confesiones religiosas), hay que añadir los 821.970 alumnos que asisten a escuelas parroquiales gestionadas por municipios. Otros datos indicativos con respecto al conjunto de las escuelas parroquiales se refieren al número de profesores (24.490, de los cuales 1.932 son profesores de apoyo) y al número de alumnos con discapacidad (4.215, el 1,4 % frente al 2 % en las escuelas públicas).

Como puede verse, se trata en gran medida de escuelas infantiles (aproximadamente la mitad del total), que se reducen a un millar de escuelas primarias y vuelven a reducirse a la mitad cuando pasamos a las escuelas medias y secundarias. Esto se debe a que las escuelas parroquiales y públicas después de primaria suelen gozar de poca consideración cualitativa y se consideran cursos de recuperación para alumnos no escolarizados.

En esencia, las escuelas parroquiales suplen la escasez crónica y estructural de guarderías estatales, cuya disponibilidad es extremadamente baja, especialmente en las regiones meridionales y centrales, pero a menudo no se trata de escuelas públicas, ya que, como se ha mencionado anteriormente, las escuelas parroquiales incluyen las gestionadas por las autoridades locales que prestan el servicio escolar público en lugar del Estado: lo que las distingue es la naturaleza jurídica del organismo gestor. En general, el número de escuelas parroquiales ha disminuido en los últimos años como consecuencia del descenso de la natalidad y de la disminución de alumnos en edad escolar.

El papel de las escuelas parroquiales y exclusivamente públicas es decididamente marginal en el sistema educativo público italiano si se pone en relación con su oferta global. Esta situación legislativa particular explica por qué las formas en que la política ha proporcionado financiación y apoyo a las escuelas públicas son de otro tipo y se refieren al desembolso de bonificaciones a los alumnos y las familias que optan por asistir a dichas escuelas.

De hecho, la Ley de Finanzas aprobada el 28 de diciembre de 2024 establece que "a partir del ejercicio 2025, a las familias con una renta Isee (Indicador de la situación económica equivalente de las familias) no superior a 40.000,00 euros se les concederá un vale, fungible exclusivamente en una escuela parroquial, por un importe máximo anual de 1 euro. El importe efectivo del vale para cada alumno se calcula sobre la base de baremos inversamente proporcionales a la renta Isee y dentro de los límites de una financiación total de 65 millones de euros anuales. Un fondo dedicado a las intervenciones del presente párrafo, que asciende a 16,25 millones para el año 2025, 65 millones para el año 2026, 65 millones para el año 2027, se establece en la previsión de gastos del Ministerio de Educación y Mérito", y esto "con el fin de garantizar el derecho de los niños, independientemente de su renta, a estudiar en escuelas paritarias", como declaró el Ministro de Educación y Mérito. La citada disposición no es sin embargo de aplicación inmediata; para que lo sea, deberá dictarse un decreto ministerial especial. Cabe señalar también que los párrafos 570 a 571, de la citada Ley de Finanzas, prevén un aumento de la contribución a que se refiere el artículo 1-quinquies, párrafo 1, del Decreto-Ley nº 42 de 2016, destinada a las escuelas parroquiales que reciben alumnos con discapacidad, incrementada en 50 millones de euros para el año 2025 y en 10 millones de euros anuales a partir del año 2026.

En general, durante la última década, incluidos los gobiernos de centro e izquierda, se ha producido un aumento significativo de la financiación pública para apoyar a las instituciones educativas parroquiales. En 2012, la financiación estatal para las instituciones parroquiales era de 286 millones. Cinco años después, en 2017, el presupuesto casi se había duplicado; hoy supera los 600 millones de euros. La mayor parte de la financiación se destina a las escuelas de primer ciclo (preescolar). Las familias siguen pagando una cuota, lo que permite a los partidarios de la financiación estatal de las escuelas paritarias argumentar que quienes eligen una escuela paritaria están discriminados porque no deberían tener que pagar nada, ya que ya han pagado impuestos por los servicios públicos, o al menos deberían poder deducir de sus impuestos los gastos ocasionados por los servicios escolares.

En esta dirección avanza la Ley 107 de julio de 2015 (la llamada ley de la "Buena Escuela"), que prevé una deducción en la tributación personal de los gastos de educación, hasta un máximo de 800 por hijo, con 152 devoluciones al año por cada hijo, y permite esa deducción a quienes envíen a sus hijos a un colegio paritario. Además, la Ley 32 de 2022, conocida como Ley de Familia, prevé la posibilidad de deducir los gastos ocasionados por la escolarización de los hijos únicamente durante los seis primeros años de vida, reservando, con razón, importantes ayudas a través del subsidio único para las familias con hijos con discapacidad.

En un contexto de aumento general de la financiación de la educación no estatal en 2020, los institutos escolares parroquiales recibieron 150 millones de euros en fondos PNRR del Gobierno. Con la crisis demográfica que azota el país y la disminución general de alumnos, muchos institutos corren el riesgo de cierre, por lo que la ley financiera recientemente aprobada establece que "Para hacer frente al cierre progresivo en la última década, de un número cada vez mayor de centros preescolares paritarios y de escuelas paritarias de primer y segundo grado, así como para garantizar y proteger la libertad de elección educativa consagrada en el artículo 30 de la Constitución, la contribución a que se refiere el artículo 1, párrafo 13, de la Ley de 10 de marzo de 2000, nº 62, se incrementa en 100 millones de euros para el año 2025". De este modo, el artículo 30 de la Constitución, que protege la libertad de las familias para educar a sus hijos, se utiliza para eludir una vez más la prohibición constitucional de financiar las escuelas paritarias.

Se esperaban nuevas medidas en favor de las escuelas paritarias en el marco de la aplicación de la autonomía diferenciada, introduciendo una posible intervención legislativa de las regiones en favor de la escuela parroquial, confirmando las tendencias ya manifestadas en el pasado a financiar la enseñanza preescolar. No en vano, las regiones habían solicitado que la competencia en materia escolar se incluyera entre las materias a transferir. Sin embargo, con la Sentencia 192/2024, de 14/11/2024, el Tribunal Constitucional encontró importantes problemas de ilegitimidad constitucional en la Ley nº 86 de 26/06/2024 (Disposiciones para la aplicación de la autonomía diferenciada de las regiones de estatuto ordinario), aprobada por el Parlamento, y en particular en lo que se refiere a las competencias en materia de educación, y dictaminó que sólo se podían transferir funciones individuales, en lugar de la competencia general sobre la materia, considerando que el sistema educativo nacional debe ser unitario. Esta decisión ha frenado la ampliación de las competencias regionales en este ámbito, debido también a que está en curso el debate sobre la posibilidad de someter toda la ley de autonomía diferenciada a referéndum constitucional.

Cómo citar este artículo

Cimbalo, Giovanni, "Las escuelas confesionales en el sistema escolar integrado público-privado en Italia", Cuestiones de Pluralismo, Vol. 5, nº1 (primer semestre de 2025). https://doi.org/10.58428/QPXE6471

Para profundizar

LE SCUOLE CONFESSIONALI NEL SISTEMA SCOLASTICO INTEGRATO PUBBLICO-PRIVATO IN ITALIA

Benché la Costituzione italiana preveda all’articolo 33 che la scuola privata è libera e che è consentito istituire scuole di ogni ordine e grado, anche confessionali, purché senza oneri per lo Stato, l’Italia si è dotata di un sistema integrato di istruzione pubblico-privato che prevede, non senza contraddizioni, la contemporanea operatività dei due sistemi.

La Costituzione italiana nell’art. 33 sancisce il diritto all’istruzione e stabilisce che :
“ La Repubblica detta le norme generali sull'istruzione ed istituisce scuole statali per tutti gli ordini e gradi.
Enti e privati hanno il diritto di istituire scuole ed istituti di educazione, senza oneri per lo Stato.
La legge, nel fissare i diritti e gli obblighi delle scuole non statali che chiedono la parità, deve assicurare ad esse piena libertà e ai loro alunni un trattamento scolastico equipollente a quello degli alunni di scuole statali.”.

E il successivo art.34 che:
"La scuola è aperta a tutti.
L'istruzione inferiore, impartita per almeno otto anni, è obbligatoria e gratuita.
I capaci e meritevoli, anche se privi di mezzi, hanno diritto di raggiungere i gradi più alti degli studi".

La Repubblica rende effettivo questo diritto con borse di studio, assegni alle famiglie ed altre provvidenze, che devono essere attribuite per concorso.” È  quindi compito della Repubblica istituire scuole statali di ogni ordine e grado e consentire che l’istruzione venga erogata attraverso scuole statali e di scuole non statali. Dopo l’unità d’Italia la scuola svolse una funzione essenziale nell’unificazione del paese. Per questo motivo la scelta politica dei governi liberali e laici postunitari fu quella di potenziare ed espandere la scuola pubblica laica, anche in contrapposizione a quella confessionale e privata.

La questione relativa al finanziamento pubblico delle scuole private ha prodotto un dibattito partecipato e acceso all'interno dell’Assemblea Costituente. La componente democratico cristiana, voleva tutelare il patrimonio dell’istruzione cattolica, contrapponendosi alla posizione di socialisti e comunisti che ritenevano meritevole di copertura costituzionale solamente la scuola statale e laica. Il compromesso venne trovato riconoscendo  la libertà di enti e privati di istituire scuole che potessero ottenere la parità con quelle statali, in cambio dell’inserimento della clausola “senza oneri per lo Stato”. Fin da subito la dottrina costituzionalista ha assunto diverse posizioni, ma quella prevalente nella dottrina ha sempre propeso per un divieto assoluto di finanziamenti pubblici, diretto o indiretto, alla scuola non statale.

I primi tentativi per aggirare tale divieto si svilupparono ad opera di alcuni studiosi e costituzionalisti cattolici i quali sostennero che occorreva distinguere fra il momento dell’istituzione della scuola, che avrebbe dovuto avvenire senza oneri per lo Stato; ciò non pregiudicava che, a istituzione avvenuta, la scuola, in ragione della funzione sociale svolta, potesse ricevere finanziamenti pubblici. A fronte di posizioni piuttosto nette della dottrina maggioritaria, tuttavia, il legislatore ha gradualmente superato, utilizzando differenti modalità, il divieto costituzionale.

Nell’ordinamento vigente le scuole non statali possono essere a gestione pubblica o privata. Se lo desiderano possono chiedere la parità; se la ottengono sono riconosciute come parte dell’ordinamento scolastico dalla legge 62 del 10 marzo 2000. In genere le scuole confessionali, soprattutto quelle gestite dalla chiesa cattolica, chiedono di assumere lo status di scuole paritarie.

Quelle non paritarie, sono regolamentate dalla legge 250 del 5 dicembre 2005, convertita in legge il 27 febbraio del 2006, mentre una normativa a parte regola il funzionamento delle scuole straniere in Italia, mediante il DPR 389 del 18 aprile 1994. La parità equipara diritti e doveri degli studenti, detta le medesime modalità per la loro partecipazione allo svolgimento degli esami di Stato; i titoli di studio rilasciati hanno lo stesso valore legale di quelle delle scuole statali. La parità si ottiene su domanda, a condizione che vengano applicate le previsioni di legge di conformità all’ordinamento scolastico nell’organizzazione dei cicli scolastici, dei programmi e della qualificazione degli insegnanti che vengono liberamente nominati dalle singole scuole.

Le scuole non paritarie sono sempre di natura privata, e sono iscritte in elenchi regionali aggiornati ogni anno, reperibili sul sito internet dell'Ufficio scolastico regionale competente per territorio. La regolare frequenza della scuola non paritaria da parte degli alunni costituisce assolvimento dell'obbligo di istruzione, ma esse non possono rilasciare titoli di studio aventi valore legale, né attestati intermedi o finali con valore di certificazione legale. Pertanto gli studenti devono sostenere un esame di idoneità al termine di ogni percorso scolastico, oppure se vogliono trasferirsi in una scuola statale o paritaria. Vanno ricomprese in questa categoria le poche scuole religiose che non chiedono la parità.

Il sistema pubblico di istruzione e il sistema privato procedono separatamente, ma in parallelo e si ricongiungono attraverso l’esame di Stato, al quale gli tutti studenti vengono sottoposti al termine di ogni ciclo di studio: questo meccanismo permette di inserire le scuole paritarie nel sistema nazionale di istruzione e li impegna ad accogliere tutti gli alunni che ne accettano il progetto educativo e ne chiedono l’iscrizione, compresi gli studenti disabili. Sono scuole paritarie quelle gestite da enti locali (Comuni, Province) o da privati e svolgono a pieno titolo un servizio pubblico di istruzione che si definisce come “pubblico-privato”.

Questa definizione del servizio di istruzione è stata introdotta con la legge 62/2000, tenacemente voluta dalla sinistra allora al governo - Ministro pro tempore Luigi Berlinguer - come prezzo da pagare ai cattolici perché acconsentissero alla partecipazione al governo dei partiti di sinistra e costituì di fatto una contropartita alle ripetute richieste di finanziamento della scuola privata. Attraverso questo escamotage, la sinistra provò a superare il dettato costituzionale; in tal modo la scuola privata, divenendo parte del servizio d’istruzione pubblica, avrebbe potuto ricevere i finanziamenti richiesti, aggirando il divieto costituzionale.

Tali finanziamenti sono progressivamente aumentati dopo l’approvazione della citata Legge n  62 del 2000 e  a seguito dell’introduzione del principio di sussidiarietà orizzontale, con la riforma del Titolo V della Costituzione del 2001 voluta dalla sinistra. A determinate condizioni, inoltre, le scuole private hanno sempre potuto godere dell’esenzione delle imposte locali sugli immobili, sin dall’introduzione dell’ICI all’inizio degli anni novanta.

Ai fini di forzare il dettato costituzionale da parte cattolica, considerando che la gran parte delle attività della scuola privata, soprattutto di quella confessionale,  riguardano quella per l’infanzia (dalla nascita ai sei anni), per facilitare il finanziamento si faceva riferimento alla competenza delle regioni in materia di assistenza all’infanzia, per emanare delle leggi regionali di finanziamento alle scuole private cattoliche dell’infanzia. Venivano così emanati provvedimenti ben presto impugnate davanti ai Tribunali regionali per illegittimità e violazione dei principi costituzionali da Comitati costituiti da genitori, insegnanti e studenti, che riuscirono a mobilitare massicciamente le scuole del paese. Di tali Comitati entrarono a far parte anche Confessioni religiose di minoranza, come la Chiesa Valdese, quella Avventista, l’Unione delle  comunità ebraiche, come pure il sindacato CGIL scuola.

Si sviluppò rigoglioso l’associazionismo nella scuola, con la costituzione di “Scuola della Repubblica,” e “Scuola e Costituzione”, che organizzarono propri Comitati in tutti i centri più importanti del paese, come nelle piccole località, promuovendo, vertenze legali, raccolta di firme, iniziative locali di contrasto alle forze politiche che sostenevano il finanziamento alla scuola privata, dibattiti e attività convegnistiche di approfondimento e sensibilizzazione. Numerosi e prestigiosi furono gli avvocati che si misero a disposizione delle iniziative popolari: la loro partecipazione alla raccolta dei mandati, la spiegazione ai ricorrenti della strategia processuale che avrebbero seguito, contribuì alla sensibilizzazione e all’educazione collettiva sulle tematiche oggetto della vertenza.  Rappresentò una decisa novità il superamento dell’esclusiva competenza del giudice amministrativo e il coinvolgimento, attraverso la richiesta di provvedimenti di urgenza, ai sensi dell’articolo 700 del codice di procedura civile che consentì  di ottenere provvedimenti cautelari che misero in forte difficoltà governo e autorità scolastiche. Tali iniziative detterò luogo all’emanazione di numerose sentenze che crearono una giurisprudenza a favore del diniego dei finanziamenti pubblici alla scuola privata.

Vennero organizzate iniziative referendarie a livello regionale, come in Emilia Romagna, dove la raccolta di più di 60 000 firme non fu sufficiente a giungere a far svolgere la  consultazione, perché la Giunta regionale di sinistra della Regione, con il fine impedire il referendum, provvide a modificare la legge. Venne tuttavia indetto un referendum consultivo cittadino a Bologna relativo alle convenzioni stipulate dal Comune - gestito da una maggioranza di sinistra - con le scuole private dell’infanzia. che rigettò la proposta di finanziamento della scuola privata dell’infanzia con il 59 % dei voti.

Attualmente le scuole paritarie sono circa il 24% del totale, con oltre il 10% di allievi. Gli ultimi dati disponibili resi pubblici dal ministero dell’Istruzione e del Merito si riferiscono all'anno scolastico 2021-2022. 12.096 scuole, (di cui 8.529 dell’ infanzia) sono frequentate da 817.413 studenti, di cui più della metà (466.037) risultano iscritti alla scuola dell’infanzia. Guardando la distribuzione delle scuole paritarie per livello scolastico in relazione alle regioni nelle quali sono localizzate e tenendo conto del numero degli alunni, si nota che ai 466.037 alunni che frequentano la scuola gestita da Enti privati (tra queste le confessioni religiose), occorre aggiungere gli 821.970 alunni delle scuole paritarie gestiti dai Comuni. Altri dati sono indicativi rispetto alle scuole paritarie nel loro complesso e si riferiscono al numero dei docenti (24.490, di cui 1.932 di sostegno) e al numero di alunni con disabilità (4.215, l’1,4 %  a fronte del 2% delle scuole statali).

Come si vede si tratta in gran parte di scuole per l’infanzia (cica la metà del totale) che si riducono ad un migliaio di scuole elementari per poi dimezzarsi ancora quando si passa alle scuole medie e a quelle di livello superiore. Questo perché le scuole paritarie e private dopo quelle elementari godono in generale di scarsa considerazione qualitativa e sono considerati corsi di recupero per alunni poco studiosi.

In buona sostanza la scuola paritaria sopperisce alla carenza cronica e strutturale di asili nido a gestione statale, la cui disponibilità è estremamente carente, soprattutto nelle regioni meridionali e centrali, ma spesso di scuole private non si tratta, poiché, come si è detto, tra le scuole paritarie sono comprese quelle degli enti locali che erogano il servizio pubblico scolastico al posto di quello statale: ciò che le distingue è la natura giuridica dell’ente gestore. Nel complesso negli ultimi anni il numero delle scuole paritarie è diminuito in conseguenza del calo delle nascite e della diminuzione di alunni in età scolare.

Nell’insieme il ruolo delle scuole paritarie e di quelle esclusivamente private è decisamente marginale nel sistema di istruzione pubblico italiano, se posto in relazione alla sua complessiva erogazione. Questa particolare situazione legislativa spiega perché le modalità attraverso le quali la politica ha provveduto ad erogare finanziamenti e sostegni alla scuola privata sono di altro tipo e riguardano l’erogazione di bonus destinati agli alunni e alle famiglie che scelgono di frequentare tali scuole.

Infatti la Legge finanziaria approvata il 28 dicembre 2024 prevede che “A partire dall’esercizio finanziario 2025, alle famiglie con reddito Isee non superiore ad euro 40.000,00 è riconosciuto un voucher, spendibile esclusivamente presso una scuola paritaria, per un importo annuale massimo pari a euro 1.500 per ogni studente frequentante una scuola paritaria primaria, secondaria di I grado o il primo biennio di una scuola paritaria di II grado”, “L’effettivo ammontare del voucher per ogni studente è calcolato sulla base di scaglioni inversamente proporzionali al reddito Isee e nei limiti di un finanziamento complessivo pari ad euro 65 milioni annui. Nello stato di previsione della spesa del Ministero dell’istruzione e del merito è istituito un fondo dedicato agli interventi del presente comma, pari a 16,25 milioni per l’anno 2025, 65 milioni per l’anno 2026, 65 milioni per l’anno 2027”, e ciò «al fine di  assicurare il diritto dei ragazzi, a prescindere dal reddito, a studiare nelle scuole paritarie», come ha dichiarato il Ministro dell’Istruzione e del Merito. La disposizione citata non è immediatamente esecutiva; perché lo sia occorrerà comunque l’emanazione di un decreto ministeriale apposito.

Va segnalato inoltre che i commi da 570 a 571, della suddetta Legge finanziaria, prevedono un incremento del contributo di cui all’articolo 1-quinquies, comma 1, del decreto-legge n. 42 del 2016, assegnato alle scuole paritarie che accolgono alunni con disabilità,  incrementato di 50 milioni di euro per l’anno 2025 e di 10 milioni di euro annui a decorrere dall’anno 2026.

Complessivamente nell’ultimo decennio, anche con governi di Centro e di Sinistra, vi è stato un incremento importante di finanziamenti pubblici per sostenere gli istituti scolastici paritari. Nel 2012, il finanziamento statale destinato agli istituti paritari era di 286 milioni. Cinque anni dopo, nel 2017, il Budget era quasi raddoppiato; oggi, supera i 600 milioni di euro. La maggior parte dei finanziamenti  è erogata alle scuole del primo ciclo (dell’infanzia). Le famiglie pagano comunque una retta e ciò consente ai sostenitori del finanziamento statale alla scuola privata di sostenere che chi sceglie una scuola paritaria  è discriminato poiché non dovrebbe pagare alcunché, in quanto ha già pagato le tasse per i servizi pubblici, o quantomeno occorrerebbe che dalle sue tasse potesse detrarre le spese sostenute per il servizio scolastico.

Si muove in questa direzione la legge n. 107 del Luglio 2015 (cosiddetta legge sulla “Buona scuola”), la quale prevede la detrazione dalle imposte delle persone fisiche dalle spese di istruzione, fino a un massimo di 800 a figlio, con 152 di ritorno all’anno per ogni figlio, e consente tale detrazione per chi invia i propri figli alla scuola paritaria.

Inoltre la legge 32 del 2022, conosciuta come Family Act, prevede la possibilità di detrarre i costi sostenuti per la scuola dei figli solo nei primi 6 anni di vita, riservando giustamente aiuti consistenti attraverso l’assegno unico per le famiglie con i figli con handicap.

In una cornice di generale aumento dei finanziamenti per l’istruzione non statale nel 2020, gli istituti scolastici paritari avevano ricevuto 150 milioni di euro di fondi del PNRR dal governo, Con la crisi demografica che attraversa il paese e il calo generalizzato degli alunni, molti istituti rischiano la chiusura e perciò la Legge finanziaria appena approvata prevede che «Per fronteggiare la progressiva chiusura, nell’ultimo decennio, di sempre più scuole dell’infanzia paritarie e di istituti scolastici di primo e secondo grado paritari, come anche per garantire e tutelare la libertà della scelta educativa sancita dall’articolo 30 della Costituzione, il contributo di cui all’articolo 1, comma 13, della legge 10 marzo 2000, n. 62 è incrementato di 100 milioni di euro per l’anno 2025». Così facendo si utilizza l’articolo 30 della Costituzione che tutela la libertà delle famiglie di educare i figli per aggirare ancora una volta il divieto costituzionale al finanziamento della scuola privata.

Nuovi provvedimenti a favore della scuola privata erano attesi nell’ambito dell’attuazione dell’autonomia differenziata, introducendo la quale si prevedeva un possibile intervento legislativo delle regioni a favore della scuola paritaria, confermando le tendenze già manifestatesi in passato a finanziare la scuola dell’infanzia. Non a caso tra le materie oggetto di trasferimento le regioni avevano chiesto venisse inclusa la competenza in materia scolastica. Tuttavia la Corte costituzionale con Sentenza 192/2024, del 14/11/2024 ha rilevato notevoli problemi di illegittimità costituzionale nella Legge 26/06/2024, n. 86 (Disposizioni per l'attuazione dell'autonomia differenziata delle Regioni a statuto ordinario), approvata dal Parlamento e in particolare per quanto riguarda le competenze in materia di istruzione, ha stabilito che possono essere trasferite solo singole funzioni, piuttosto che la competenza generale sulla materia, considerando che il sistema di istruzione nazionale deve essere unitario. Questa decisione ha posto un freno all’espansione della competenza regionale in materia anche perché è in corso il dibattito relativamente alla possibilità di sottoporre l’intera legge sull’autonomia differenziata al referendum costituzionale.

Suscríbete
a nuestros contenidos